Cómo explicar a los niños el divorcio

Continuamos nuestro anterior post sobre Las consecuencias del divorcio en los hijos por edades, centrándonos en exponer unas pautas para los padres.

1. Explicar la decisión de manera conjunta

Sin necesidad de abordar las razones o de quien haya tomado la decisión de separarse, los padres deben explicar a los niños que papá y mamá van a dejar de vivir juntos pero les van a seguir queriendo y cuidando igual, y deben explicar a los hijos cómo va a quedar la situación: dónde y con cuál de ambos progenitores vivirán, dónde vivirá el otro y cómo mantendrán la comunicación, etc. Cuanto más claros tengan los cambios que se han de producir, mejor podrán asumirlos una vez ocurran.

2. Controlar la emotividad

Procurar que el momento de comunicarlo sea lo menos apasionado posible. De este modo, será menos traumático y se evitará sumar sufrimiento a los hijos.
Evitar asimismo discusiones, reproches, acusaciones, enfrentamientos de cualquier tipo e intensidad… delante de los hijos.

3. Utilizar un lenguaje adaptado a la capacidad de comprensión de los hijos y brindar sólo la información que éstos puedan entender

Con los más pequeños conviene evitar explicaciones del tipo “se ha terminado el amor”, porque podrían alimentar fantasías sobre un posible fin del amor que el padre o la madre sienten por ellos. Los especialistas sí recomiendan, en cambio, hablar de la importancia que los niños tienen en sus vidas, y subrayar que el amor de papá y mamá hacia ellos sigue siendo y será siempre incondicional.

4. Tomar la decisión de manera firme

Las continuas rupturas y reconciliaciones desconciertan a los niños. Esto no significa que no pueda buscarse una reconciliación, pero de realizarse debe ser de manera sólida y definitiva.

5. No decírselo ni demasiado pronto ni demasiado tarde

Si se lo decimos demasiado pronto, cuando aún quedan meses para la separación física real, los hijos pueden quedar confundidos y no entender qué implica la nueva situación, por qué papá y mamá viven juntos pero hacen vidas separadas, y pasarán todo ese tiempo elaborando fantasías de reconciliación y/o esforzándose para que los padres se arreglen.

Si se lo decimos demasiado tarde, cuando la separación es inminente, no damos tiempo de reacción y asimilación a los hijos, se convierte en un “aquí te pillo aquí te mato” en el que hoy papá (o mamá) está en casa, y mañana ya no.
Lo ideal es decírselo unos días antes, para que puedan hacerse a la idea y expresar sus miedos, sentimientos, preguntas…a ambos progenitores mientras aún viven juntos en casa.

6. Lo primero es el bien de los hijos

Los hijos son víctimas inocentes de la separación de sus padres. Es importantísimo que todas las decisiones y comportamientos de los padres, tanto a nivel individual como conjunto, tengan como origen, centro y meta el bien de los hijos.

7. Eliminar sus sentimientos de culpa de los hijos

Como ya hemos explicado, son muy frecuentes, sobre todo en los más pequeños, por lo que hemos de dejarles claro que ellos no tienen nada que ver, y que no han hecho ni dicho nada malo. Insistir en que es una decisión de los mayores en la que ellos no tienen nada que ver. A menudo, los menores necesitan tener una explicación para lo incomprensible y, como no la encuentran, la buscan en ellos mismos. Lo más común es que elaboren estos pensamientos sin llegar a ser conscientes de ellas, por lo que tampoco son capaces de verbalizarlas, aunque se lo preguntemos. Incluso un hijo puede llegar a pensar, elaborando fragmentos de conversaciones oídas, situaciones, peleas… que las cosas entre los padres empezaron a ir mal cuando él nació, por lo que él tiene la culpa, que para los padres hubiera sido mejor que él no naciese, que todos serían más felices.

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8. No relativizar la situación, ni presentarla como algo trivial y que se superará en poco tiempo

Hay que aclarar que para todos será difícil aceptarlo. Se deben hacer explícitas las posibles ventajas de las nuevas circunstancias. Eso sí, sin pretender pintarla como algo maravilloso y estupendo. No lo es. Si tomamos la postura ante nuestros hijos de que la separación de los padres es algo positivo, el niño sentirá que estamos trivializando su sufrimiento, que nadie comparte su angustia ante algo que no debería pasar y que acaba de destruir su mundo tal y como era.

9. Recordar que los hijos no se divorcian

Es decir, los pequeños deben quedar al margen de las cuestiones relacionadas con la separación y, en ningún caso, deberían perder relación con ninguno de sus progenitores ni con sus familias extensas (obviamente excepto en los casos de violencia que ponen en riesgo la integridad de los niños).

10. Hablar con los hijos todas las veces que sea necesario y responder a todas las preguntas

Se debe evitar que la comunicación se transforme en un monólogo y animar a los pequeños a que verbalicen sus pensamientos y sentimientos sin que los cuestionemos, aunque nos duelan. Favorecer la comunicación con las dos partes, y con la familia extensa: abuelos, tíos, primos….

También hemos de aceptar que los hijos no acepten nuestras razones. No siempre ocurre que no las entienden, a veces las entienden pero no las comparten. Y están en su derecho.

11. Dar sólo la información necesaria y buena para ellos

Antes de decirles algo, reflexionar sobre si es verdaderamente necesario y bueno para ellos saber lo que les vamos a decir, o si más bien estamos desahogándonos, o “haciéndonos justicia”. En ocasiones tendremos que decirles cosas desagradables, pero hemos de valorar antes si es un mal menor y necesario, o es mejor callar.

12. No prometer nunca lo que no se podrá cumplir

Los niños necesitan poder confiar en sus padres. Les da seguridad y tranquilidad. Necesitan saber que lo que dicen sus padres es cierto, que no hacen promesas que no cumplen, que no les mienten. Es importante no darles seguridades que no dependen de nosotros y que por ello acabamos defraudando. Es mejor reconocer que no podemos estar seguros de algo, pero que pase lo que pase lo superaremos juntos.
Si prometemos y no cumplimos nuestros hijos pierden la confianza en nosotros y crecen con una autoestima baja porque piensan que no son lo suficientemente valiosos como para que se les diga la verdad, aprenden a desconfiar del mundo y a mentir.

13. No mentir a los hijos sobre el divorcio

Por ejemplo, si uno de los dos no quiere separarse y tiene que aceptar la decisión del otro contra su voluntad, no tiene por qué decir a los hijos que ha sido una decisión común si no quiere. En todo caso puede evitarse entrar en ese particular.

14. Ninguno de los adultos debe descalificar al otro delante de los niños

Cualquier descalificación o comentario negativo sobre el otro es muy doloroso para el niño. Aunque se tenga razón. Los padres son las personas más importantes en la vida de los pequeños, y es importante que la imagen que tengan de ellos sea lo más positiva posible. Para que un niño se desarrolle correcta y equilibradamente, y sea feliz, necesita querer a sus padres, a los dos. A pesar de sus errores. En la medida en que ayudemos a los hijos a querer al otro progenitor a pesar de sus errores, incluso a perdonar cuando se hace difícil quererle, le estaremos evitando futuros problemas e infelicidades.

No se trata de dibujarle una imagen idealizada e irreal del otro, sino de evitar denigrarla. Resaltar lo bueno, y evitar hablar y juzgar lo malo.
Por ello también tendremos que evitar que esos comentarios negativos provengan de otras personas, como abuelos, tíos, amigos…. Si es necesario, hablad con ellos para que no los hagan.

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15. Nunca sonsacarle información sobre el otro progenitor

Hacer de espía les hace sentir desleales y les obliga a tomar partido (tanto si dan la información solicitada como si no) con los consiguientes sentimientos de culpa y de traición.

16. Esforzarse por consensuar normas, límites y consecuencias

Es muy importante. De otro modo, a la larga los hijos aprenden a aprovecharse de las fisuras, conflictos y dificultades de comunicación de los padres para saltarse las normas o manipularlas a propio beneficio dando lugar a problemas educativos y de conducta. Esta situación es muy frecuente en hijos de padres separados, y suele generar graves problemas en la adolescencia si no se ha puesto remedio ya durante la infancia.

17. No intentar comprar el afecto de los hijos o compensar carencias mediante regalos o privilegios

Por un lado les hacemos vivir con mucho más de lo que necesitan sin necesidad de esforzarse por obtenerlo, algo educativamente nefasto. Y por otro aprenden a chantajear a los padres por sus errores o para obtener el afecto del hijo, obteniendo fácilmente todo lo que quieren. Algo educativamente peor.

18. Informar al colegio

Es importante que el tutor conozca el hecho de la separación para poder comprender y atender mejor los cambios en el comportamiento, estado de ánimo y rendimiento académico que con alta probabilidad de producirán en el niño, así como para prevenir posibles complicaciones.

19. Los hermanos tienen derecho a vivir y crecer juntos

Sólo a partir de la adolescencia avanzada, y siempre por voluntad propia, los hermanos podrán vivir separados.

20. Permitir que el otro sea padre o madre

Es más, ayudarle a serlo. Implicarle e implicarse en todo lo que tiene que ver con el hijo, de forma positiva y constructiva. Aunque haya que tragarse el orgullo más de una vez. El hijo lo necesita.

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